Con esta segunda parte comenzamos una nueva aventura de Claire. Luego del final de Forastera, Claire y Jamie se dirigen a Francia para trabar amistad con el príncipe Carlos y de alguna manera impedir la batalla que terminaría con los clanes de las Highlands. Pero nada parece tan sencillo. Francia es un lugar muy distinto a la Escocia donde vivían, más aristocráticos y burgueses. Mientras Jamie trata de involucrarse con los jacobitas, Claire conoce a muchas personas de la alta sociedad y comienza a utilizar sus dones medicinales en el L'Hôpital des Anges donde conoce a madre Hildegarde. Las cosas se complican cada vez más, la famosa batalla de Culloden parece un destino muy próximo y la pareja decide volver a Lallybroch. 

Lo que más me llamó la atención es el inicio de la novela. Nos situamos nuevamente en Inverness pero en 1968. Claire vuelve a ese lugar pero con su hija Brianna, fruto del amor con Jamie. Desde el punto de vista de Claire, vemos como ella se reencontró con Frank Randall y criaron a esa hija juntos. Luego de casi veinte años de dudas, decide contarle la verdad de su origen a Brianna Randall y con la ayuda de Roger, un joven historiador, le pone fin a sus miedos y comienza a investigar que sucedió con los caídos en Culloden, incluido el paradero de Jamie Fraser.

Diana Gabaldon nos lleva al pasado y al futuro para contarnos un historia maravillosa de reencuentros, pérdidas y esperanza. La pluma de esta escritora es impresionante porque en ningún momento, y eso que por temas de la facultad y estudio tarde en leer esta novela, me perdía en su relato. Si todavía no la leyeron se las recomiendo porque no se van a arrepentir.